¿Hasta dónde puede llegar el teatro con las nuevas tecnologías?

No debería extrañarnos el idilio que el teatro mantiene con las nuevas tecnologías. Uno de los objetivos de toda expresión artística es provocar emociones en el público y, precisamente, las últimas innovaciones digitales, al integrarse en el espectáculo, desencadenan reacciones que resultan muy positivas para la función, siendo la sorpresa la que más predomina en un primer momento.

Pero después de ese primer golpe de efecto tecnológico, que sirve en muchas ocasiones como reclamo para atraer al público, las TIC van mucho más allá al modificar la esencia misma de la experiencia teatral y desdibujar los roles de cada participante. Sin ir más lejos, transforma el papel del espectador, que con realidad aumentada, proyecciones grabadas en tiempo real, fragmentos cinematográficos, aplicaciones o sensores, puede entrar de pleno en la trama e incluso modificarla. En consecuencia, también el actor tiene que adaptarse a unas escenas mucho más volátiles e interactuar con dispositivos o robots que pasan a formar parte de la obra.

Es lo que Anxo Abuín González denomina, en Teatro y nuevas tecnologías, “escena inteligente”. Esta es “abierta, imprevisible e inestable, multilineal, que depende de la implicación física del utilizador, aunque lo más habitual es que el tipo de interacción permanezca en la esfera de lo externo y exploratorio, y que debe dejar un margen amplio a la capacidad improvisatoria de los ejecutantes”.

La tecnología en el teatro

Hay creadores que ven en la eclosión de las nuevas tecnologías en el mundo del teatro el riesgo de que se pierda su esencia. Pero la ‘digitalización’ que estamos viviendo hoy en día es un proceso natural, tal y como profundiza Óscar Cornago Bernal en su trabajo El cuerpo invisible: teatro y tecnologías de la imagen. “El teatro, como técnica de la representación, ha estado siempre abierto a los adelantos que le han permitido ampliar sus posibilidades de expresión”, resume. “Desde los comienzos introdujo ingenios técnicos para hacer apariciones desde las alturas, vuelos en escena, desapariciones por el suelo o extrañas mutaciones que asombraran al público. Tampoco ha dejado de adaptarse con rapidez a las diferentes técnicas de iluminación, ni a los crecientes medios de lograr mayor movilidad en la escena”.

Es cierto que toda innovación puede resultar chocante al principio, ya que remueve nuestras costumbres. Por ejemplo, una de las ‘normas’ más asentadas al entrar en una sala de teatro es la de apagar los teléfonos móviles. Pues parece que en este caso también tendremos que desaprender.

Víctor Álvaro, director de Almeria Teatre, nos contó que en su espectáculo musical Flor de nit, el público podía grabar el bis y compartir la actuación. “Si todo se limita a poner a los espectadores en fila, callados y a oscuras, estamos muertos, porque la gente se quedará en casa viendo Netflix”, reflexionaba.

Hay muchos otros ejemplos de cómo los smartphones, el archienemigo para la concentración de los artistas, están ganando protagonismo. En Toruk, el primer vuelo, el Circo del Sol ofreció a cada espectador una experiencia única y personalizada mediante una app con geolocalización. Durante el espectáculo, el público podía interactuar apuntando con sus móviles hacia el escenario. Además, recibían en sus dispositivos vídeos con información adicional de la obra y del universo que esta recreaba.  

Otro caso de innovación en el mundo del espectáculo lo encontramos en la ópera Turandot que ha estrenado el Gran Teatre del Liceu esta temporada. En la escenografía de esta obra participan brazos robóticos, una pirámide gigante y rotatoria y vestuario con luces LED controladas por wifi.

Y hablando de trajes con luces LED, hace unos años el Tricicle sorprendió a todo el mundo con su última creación inédita, BITS: el trío de actores vestía con una futurista indumentaria iluminada que cambiaba de color para representar desde sentimientos hasta banderas.

Tecnología y los recintos culturales: mejora la gestión del e-ticketing y el control de acceso

El teatro y la tecnología tienen un largo camino por recorrer juntos. Y también para los recintos culturales, ya que gracias a las nuevas tecnologías se pueden llevar al siguiente nivel aspectos tan claves como son el control de acceso y el contar con una plataforma de venta de entradas propias.

En definitiva, con la digitalización, las posibilidades de todas las entidades culturales para vender más entradas se han multiplicado. Un nuevo escenario en el que desde 4Tickets podemos acompañarte con el diseño de la estrategia de ticketing y de marketing cultural.

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